"Para jugar al fútbol no se debe sufrir. Lo que se hace sufriendo no puede salir bien". La frase de "Charly" Rexach, ex-futbolista y ex-entrenador del Barcelona, se alinea del lado del balón, de la estética, del "Beatus ille". Fue un extremo elegantísimo, de lasitud invariable, de toque imperecedero y cálido, en la Holanda Condal de Cruyff y Neeskens, quien era capaz de centrar un gramo de caviar desde distancias extremas sin que éste se desmigajase o estallara en multitud de partículas elementales. Resultó un canterano del barrio de Pedralbes del que no se sabía si hablaba catalán u holandés, debido a su dicción farragosa e incomprensible, contraria. Dividió a los culés -rápido, irregular, apocado, aunque de los que hacían del ojo de una aguja un sitio donde meter un gol- llegando a marcar a Bárbara Rey por las discotecas del Madrid del destape para unirlos décadas más tarde, junto a Johan, en la invención de un ensueño: el "Dream team"...
Guardiola, en la supercopa del 2011, le estará mirando.
martes, 9 de agosto de 2011
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